domingo, octubre 07, 2007

La visita de "los dotores" a Bogotá


El vice ministro de Relaciones Exteriores, Camilo Reyes revisa el libro de América Solidaria


El famoso santuario de la virgen negra de Monserrate. Sin turistas, sólo para nosotros




A punto de entrar al tunel del Monserrate (quien pensaría que estamos a 3210 metros de altura)


Fuimos los primeros en conocer al nuevo director

"No podemos compararnos sólo con nuestros iguales" fue la invitación que Benito realizó en los salones del Palacio de Nariño, Bogotá. Colombia. En su etapa de expansión, América Solidaria tuvo una importante oportunidad de haber participado en el "Seminario de Políticas Sociales en Chile", organizado por la embajada en conjunto con la presidencia de ese país .
En los mismos espacios que el libertador Simón Bolívar soñaba ambiososo en su república, nuestro "Doctor" (como le suelen llamar por estos lados a los graduados) soñaba junto a importantes personajes del mundo colombiano en cómo construir una mejor Colombia. Esto, ante una audiencia que ansiosa tomaba nota a todo lo que decía y que intentaba comprender porqué Colombia, un país tan diferente a Chile, debía seguir el ejemplo de la política social chilena. Es que las cifras lo aseguran y Colombia, hoy cuenta con un 42 por ciento de su población bajo la línea de la pobreza, el mismo porcentaje que Chile vivió hace más de 20 años y que hoy ha disminuido a un 13 por ciento y fueron precisamente estos números los que nos llevaron tener una jornada para hablar de lo que nos apasiona: cómo construir una América Latina más justa y qué mejor que esta "excusa" para presentar nuestra fundación a la presidencia y vicepresidencia colombiana.



"CONTACTOS"
Además, durante la visita tuvimos la oportunidad de hacer importantes contactos y nos reunimos con el Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, quien recibió de las manos de nuestro flamante director el libro de América Solidaria.

Caminado por Bogotá
Pero no sólo de trabajo se trató la visita de Benito, sino también hubo tiempo para hacer lo que más le gusta; caminar. Y Bogotá es una de esas ciudades "caminables", donde un paseo bordeando las "faldas" de la Cordillera no le hace mal a nadie.


"Quien en Bogotá no ha ido con su novia al Monserrate no conoce la canela ni el tamal con chocolate", dice una canción cachaca, pero sin novios ni nada, lo hicimos igual. Con el esfuerzo de levantarse a las cinco de la mañana, pudimos transformar el clásico paseo de los rolos, en una experiencia mística donde conocimos algo casi inalcanzable: Bogotá en paz y antes de que sus más de 10 millones de habitantes, decidieran hacer el ruido de todos los días. Así, nos tomamos un teleférico que nos subió a ver la panorámica de nuestra querida ciudad, donde pudimos ver de "cerca" la tan constranstante realidad; el norte, donde viven los ricos, versus el sur, donde están la gran mayoría de los pobres y recepción de un más de millón de desplazados.