domingo, noviembre 04, 2007

Caribe???

En el imaginario popular, debe estar la idea que en Bogotá estamos de “guatita” al sol, pero este fin de semana nos sorprendió una gran granizada … bueno la verdad que hace más de un mes que todos los días llueve,
¿Tendrá que ver esto con el cambio climático?

SIEMPRE ES BUENO REVISAR LA PRENSA... ACÁ UN ARTÍCULO DEL TIEMPO. LAS FOTOS DE VERDAD SON LO MÁS IMPRESIONANTES...

Noviembre 4 de 2007
Cerca de 70 vehículos resultaron afectados con granizada del sábado en Bogotá


Capa de granizo que afecta el sector de Teusaquillo en la calle 45 con carrera 17.
30 de ellos quedaron enterrados en el bloque de hielo de la calle 26 (centro de Bogotá), el sitio más afectado, 40 en un parqueadero del centro y otros en edificios del norte de la ciudad.
La Dirección de Atención de Emergencias (Dpae) dijo que no hay un censo de personas o casas afectadas, porque en la mayoría de los casos en que la granizada tumbó techos y tejas, las reparaciones las hicieron los residentes este domingo, sin reportar el problema.
Además, en este tipo de emergencias, los organismos estatales no tienen prevista la entrega de auxilios, y en el caso de los vehículos, son las aseguradoras las que valoran los daños y pagan las indemnizaciones.
Sacar el hielo ha sido el mayor problema
Ninguno de los organismos de socorro ha llevado la cuenta de la cantidad de hielo que han sacado de la calle 26 -hasta las 5 de la tarde del domingo no habían terminado-, pero desde la tarde del sábado hasta la madrugada del domingo, 18 volquetas de distintos organismos habían trabajado sin descansar desalojando el hielo de la zona de la calle 26.
Durante todo el domingo la labor ha continuado, porque el trabajo inicial consistió en despejar la vía para abrir la circulación al tráfico, pero el hielo de los costados seguía sin remover.

24 horas después de la granizada que congeló un tramo de la calle 26, los organismos de socorro no habían sacado ni la mitad del granizo que se filtró a los parqueaderos subterráneos de dos edificios en el barrio La Soledad, uno de los más afectados. Allí el hielo llegó hasta el techo y tapó los vehículos que estaban parqueados.
"Creemos que hay 3 vehículos", adivina González, un auxiliar de la Defensa Civil, detrás de la "nevera" que parece ser el sótano del edificio La Soledad, y que cada media hora sale a tomar agua de panela para calentarse.


Más información en el http://www.eltiempo.com/bogota/2007-11-04/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3801405.html

viernes, noviembre 02, 2007

Historias de Niños Recicladores de Bogotá: En las colinas aún existen tesoros enterrados.


Sorprendente, convicente y directos son los mensajes de los niños en las Jornadas de Movilización


Entre todo lo que tildamos como basura, los hermanos Carlos y Henry, buscan la comida



ÉSTAS SON ALGUNAS DE LAS HISTORIA DE LOS NIÑOS QUE TRABAJAMOS...
TRABAJAMOS PARA QUE ELLOS NO LO HAGAN
EN LOS CERROS DE BOGOTÁ, AÚN HAY TESOROS ENTERRADOS
A los cinco años asumieron responsabilidades de grandes. Convencidos de que aunque fuera de noche, el día de trabajo ya comenzaba, escondieron su futuro junto a la basura que cambiaban por comida. Hoy Proniño, a través, de un programa integral de escolarización, se hace cargo de estos sueños, algunos olvidados y les devuelve, de a poco, la infancia que por obligación les tocó regalar.


Carlos tiene 8 años, cuando se le pregunta qué quiere para su futuro, se queda mudo, mira al suelo y aprieta firme sus manos contra la silla de un salón de clase, que apenas conoce. No se trata de falta de imaginación o pereza, sino que no a diferencia de muchos niños de su edad nunca tuvo tiempo para pensarlo. Tampoco pudo jugar al que hoy a descubierto como su activada preferida: los policías y los ladrones y, a ser de los buenos, que pillaba a los malos. Desde los cinco años que aprendió a enterrar cerca de lo que todos dejamos, sus sueños. Primero partió en los basurales, tratando de encontrar cualquier desecho que para él fuera “reutilizable”, luego y si la suerte estaba de su lado, le tocaba seguir el recorrido de los camiones para ir recogiendo los cartones, que más tarde se los vendía al patrón. Toda una rutina confabulada con sólo un objetivo: robar su infancia.
“Lo que menos me gustaba de recoger es que no teníamos guantes y muchas veces te encontrabas con agujas o vidrios rotos que te pinchaban. “Era la única opción para buscar algo de comida”, comenta.
Son 50 de estos niños y de estas historias que se cuentan en los cerros de Ciudad Bolívar, y que gracias al gracias a la ayuda de Proniño, que desde febrero del 2006, junto a la Alcaldía Mayor y a organizaciones locales, firmaron el “Pacto por los niños recicladores de Bogotá”.
Yo recién entré al colegio el año pasado, ya que antes no lo podía hacer”, comenta Henry, otro de los niños beneficiados. “No lo pude hacer antes, porque, mi mamá perdió los papeles”. Hoy se encuentra feliz en primer grado y recuerda con tristeza los días en que le tocaba reciclar.” En ves de estudiar, tenía que dedicarme a recoger cartones, que se encontraban sucios y no me gustaban. A veces, salía con mi papá, pero cuando estaba solo lo que más me asustaba era que me pillara el bienestar familiar y me llevara la policía”
Seis años y seis hermanos tiene Jenny, quien ingresó a Proniño como medida preventiva. “En mi casa me tocaba tender la ropa si había reguero, hoy no me gusta hacer eso y prefiero ir a estudiar”. Cuando grande me gustaría ser doctora para ayudar a los niños de Ciudad Bolívar. Lo que más me gusta del colegio es estudiar y hacer tareas. Leer, hacer planas y las sumas”, asegura.
En Bogotá, hoy, más de 3891 familias viven del reciclaje y el 33 por ciento de estos “trabajadores” son menores de 16 años.